En pleno fin de semana del premio MotoGP en el Circuito de Barcelona-Catalunya, es bueno recordar que el Servicio Catalán de Tráfico está aprovechando, como en los últimos años, grandes acontecimientos de concentración de motoristas, como la Rider 1000 del 25 de mayo en Manresa, el Solo Moto Weekend de principios de junio en L’Hospitalet de Llobregat o la Crom Ride del 30 de junio en Girona, para hacer difusión del programa formativo de prácticas de conducción en carreteras abiertas, la denominada Formación 3.0. En el marco de estas actividades, como es el caso del Solo Moto Weekend, se ofrece un programa de salidas guiadas que guarda ciertas similitudes con la Formación 3.0 y que, en consecuencia, incentiva la difusión y participación en las sesiones que se hacen por todo el territorio.
Un técnico del Servicio Catalán de Tráfico se ha sumado a las salidas guiadas del Solo Moto Weekend para comprobar en primera persona la efectividad de la iniciativa y el debate que genera entre el colectivo motero. En una de las 3.284 salidas que se han realizado durante los tres días del acontecimiento −que en años anteriores se habían programado en el marco del Salón de la Moto o en ediciones anteriores del Solo Moto Weekend−, la actividad se ha dividido en dos partes: un recorrido de 25 minutos entre el distrito económico de L’Hospitalet y la montaña de Montjuïc y una charla de 15 minutos con un vídeo estándar del mismo recorrido que hacen los participantes, en que se aprovecha para comentar los principales errores y situaciones adversas en las que se puede encontrar el conductor.
A caballo entre una moto eléctrica de fabricación catalana –de Figueres, concretamente–, la salida guiada arranca con la familiarización con el vehículo: el acontecimiento tiene su principal gancho en la oportunidad de probar todo tipo de marcas en esta sesión práctica y, en el caso de la moto eléctrica, el conductor tiene que acostumbrarse a la ausencia de embrague y a la economización de energía para lograr los tiempos de autonomía. Durante el recorrido, el guiaje combina rectas, curvas y rotondas, en las que los participantes no sólo constatan las prestaciones del vehículo sino que advierten los riesgos de visibilidad, el respeto a los pasos de peatones i la distancia con el resto de vehículos.
En la charla posterior, el vídeo complementa todas estas situaciones vividas en directo con otras muy propias del día a día de los motoristas, como los ángulos ciegos cuando la moto se encuentra a la altura de la rueda de atrás de un coche o el molesto pasar por encima de tapas de alcantarilla. El formador aconseja en ambos casos coger distancia para tomar las decisiones más adecuadas a cada momento: dar pistas al conductor de delante que eviten choques o frenazos bruscos y evitar sacudidas innecesarias que generen inestabilidad.
El debate queda abierto todavía con otros casos del vídeo, como el uso del móvil cuando el motorista se detiene en un semáforo (“Son cosas que hacemos sin querer”, dice uno de los participantes) o cuando un peatón atraviesa de golpe un paso señalizado. “Puede pasar cuando le dé la gana”, dice el formador. “Cuando le dé la gana, no; ¡cuando pueda”!, responde uno de los participantes.
La actividad termina con el reparto de información sobre las próximas sesiones de Formación 3.0, pero con la conclusión principal que es necesario corregir vicios en la carretera, mejorar trazadas y hacerse más visible.