Con la finalidad de avanzar en la reducción del número de víctimas mortales en las carreteras europeas, la Comisión Europea (CE) ha presentado una propuesta de líneas maestras de actuación para la década 2020-2030; un programa de medidas transversal y que debe estar alineado con los planes estratégicos de seguridad vial nacionales. La hoja de ruta presentada por la CE se enmarca en el enfoque de la Visión Cero y recoge el objetivo ambicioso de reducir las víctimas mortales y los heridos graves por accidente de tráfico un 50% en el 2030 respecto del 2020. Además, las nuevas actuaciones previstas inciden en la corresponsabilidad de los distintos agentes implicados con el fin de avanzar hacia una nueva movilidad segura, sostenible y conectada.
Nuevos retos y nuevo contexto de movilidad
La planificación estratégica de la CE orientada al horizonte 2030 integra a los principales sectores y grupos de interés vinculados a la movilidad: desde los propios conductores y usuarios del espacio público, pasando por los responsables políticos y legisladores de la seguridad vial hasta llegar al sector automovilístico, en cuanto a la innovación de sistemas de seguridad y la tecnología de los vehículos conectados y automatizados, entre otros. Este compromiso renovado se ha adaptado por tanto a los nuevos avances tecnológicos, así como a las nuevas tendencias de movilidad urbana y también sociales, como por ejemplo la coexistencia de vehículos no motorizados y sostenibles con los de motor, el mayor uso de la bicicleta o el incremento de los peatones debido al envejecimiento de la población. Por otra parte, hay que destacar el papel clave del diseño y el mantenimiento óptimo de las infraestructuras para reducir la probabilidad de sufrir un siniestro viario o de minimizar las consecuencias en el caso de producirse.
La seguridad vial ha mejorado de manera considerable en las últimas décadas en los países de la Unión Europa (UE) aunque las cifras de reducción de la siniestralidad mortal se han estancado en los últimos años. Entre 2001 y 2010, las víctimas mortales en vías interurbanas de la Unión Europea se redujeron en un 43%, y en un 19% en el periodo comprendido entre 2010 y 2016.