“El delito de abandono del lugar del accidente penaliza la insolidaridad humana”

El pasado 16 de diciembre al mediodía un operario que estaba trabajando en la C-31 en Siurana (Alt Empordà) fue atropellado mortalmente. El conductor del turismo huyó del lugar del accidente. Ese mismo día, horas más tarde, agentes de la Policía de la Generalidad – Mossos d’Esquadra del Área Regional de Tráfico de Girona lo identificaron y detuvieron en L’Estartit (Baix Empordà). El hombre, de 89 años, de nacionalidad francesa y con domicilio en Perpinyà, fue imputado por un delito contra la seguridad del tráfico por abandono del lugar del accidente y homicidio imprudente.

Este mes de marzo se han cumplido dos años de la entrada en vigor de la reforma del Código penal, que incluyó, entre otros cambios, el nuevo delito de abandono del lugar del accidente. Hasta entonces solo existía el delito de omisión del deber de socorro, que no se aplicaba únicamente en el ámbito del tráfico y que solo castigaba dejar a la víctima aislada y con situación manifiesta de riesgo, lo que hacía que fuera difícilmente aplicable. Huir tras causar muertos o lesionados graves pero que no quedaran en situación de desamparo y con peligro para su vida no era constitutivo de delito. Por el contrario, con el cambio normativo de 2019, si una persona se ha visto involucrada en un accidente y decide irse libremente sin atender a sus obligaciones, se le puede atribuir el nuevo tipo delictivo, que puede conllevar penas de entre 6 meses y 4 años de prisión y la privación del carné de conducir de 1 a 4 años.

Asumir la responsabilidad

Desafortunadamente, que el causante de un accidente se vaya y deje atrás a posibles víctimas ocurre más a menudo de lo que se podría creer. El año pasado, en el ámbito interurbano, los Mossos investigaron setenta casos, tres de los cuales accidentes mortales, y en 2019 fueron una cincuentena. “Solamente que pasara una vez ya sería más a menudo de lo que debería, porque cuando te vas del sitio no estás asumiendo tu responsabilidad”, apunta el subinspector Avelí Garcia, jefe del Área Central de Investigación de Accidentes de la División de Tráfico de los Mossos. Y añade: “El delito de abandono del puesto penaliza estas conductas de insolidaridad humana“.

Normalmente las personas que huyen de un accidente no quieren ser identificadas, ya sea porque conducían bajo los efectos del alcohol, por conducción temeraria o por haber participado en otras actividades delictivas previas, entre otros motivos. Según Garcia, “hablamos de personas que en su mayoría no son delincuentes profesionales, que tras irse piensan que no los encontraremos y que no son conscientes de que pueden acabar en la cárcel por haber huido“. Sin embargo, según Mossos, la identificación del conductor se acostumbra a hacer en las 24 horas posteriores al accidente. La trazabilidad de las piezas que hayan podido quedar después del choque y los posibles testigos son clave en la investigación de estos casos y la mayoría se acaban resolviendo: en accidentes con víctimas mortales y heridos graves, la resolución llega casi al 100% y, en el resto, está en torno al 90%.

La importancia de ser atendido

No auxiliar a la víctima ni avisar a los servicios de emergencia no debería ser nunca una opción. “Todo el mundo que se ha visto involucrado en un accidente debe detenerse con seguridad y no irse del lugar del accidente”, apunta en este sentido el jefe del Área Central de Investigación de Accidentes, y añade: “Poder recibir asistencia médica durante lo que se conoce como la golden hour es vital.” Y es que el hecho de que una persona que ha sufrido un accidente pueda ser asistida lo antes posible puede ser la diferencia entre que viva o muera, o entre que sobreviva con unas condiciones u otras, de forma que lesiones importantes puedan tener la mínima repercusión o, en cambio, se conviertan en secuelas graves.

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