El 11 de mayo entran en vigor los nuevos límites de velocidad en zona urbana. El cambio en el Reglamento general de circulación se aprobó el pasado mes de noviembre y las administraciones locales han tenido medio año para llevar a cabo las adaptaciones correspondientes tanto en las infraestructuras como en la señalización.
De este modo, si hasta ahora en las calles de pueblos y ciudades se podía circular, como norma general, a 50 km /h, a partir del 11 de mayo las velocidades máximas permitidas son estas:

Así pues, la reforma implanta una velocidad genérica a 30 km/h en zona urbana, ya que las calles con un carril por sentido de circulación son mayoritarias. Y es que, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), las arterias principales de dos o más carriles o los anillos perimetrales suponen solo un 20% de las vías urbanas, aunque soportan el 80% del tráfico.
¿Y por qué a 30 km/hora?
Todos sabemos que la reducción de la velocidad tiene un impacto significativo en la siniestralidad, tanto en cuanto al número de accidentes como en la gravedad de las lesiones de las personas que los padecen, y esto es especialmente relevante en población, donde la gran mayoría de víctimas son usuarios vulnerables, esto es, peatones, ciclistas, conductores de VMP y motoristas.
El hecho de fijar el límite a 30 km/h, según la DGT, reduce en un 80% el peligro de morir atropellado, ya que si un vehículo que circula a esa velocidad impacta contra un peatón, el riesgo de que la persona muera es del 10%, mientras que si el mismo vehículo va a 50 km/h el riesgo se eleva hasta el 90%.
Con el nuevo límite se reduce a la mitad la distancia necesaria para detener el vehículo, lo que conlleva mayor seguridad vial. Asimismo, la reducción de la velocidad también tiene otros efectos: menos ruido ambiental, niveles de contaminación más bajos y menos congestión, así como una mejora de la convivencia entre los diferentes usuarios y el fomento del uso de medios de transporte más activos y saludables.
Barcelona y Lleida
En Cataluña, algunas poblaciones como Barcelona y Lleida se han avanzado en la implantación de la nueva normativa estatal. La capital catalana ya tiene establecida desde hace años la reducción del límite máximo de velocidad a 30 km/h en las zonas 30 o en las calles con un único carril de circulación (o un carril por sentido en aquellos casos en que estas vías disponen de doble sentido de circulación).
Desde el 1 de marzo la reducción de la velocidad se ha extendido a todas las vías secundarias de la ciudad, lo que supone un 68% de la red vial barcelonesa, y está previsto que a finales de 2021 las vías de circulación con límite 30 sumen 212 kilómetros, es decir un 75% del total de vías.
En Lleida el cambio se hizo efectivo el pasado 30 de octubre, cuando el 87% de las calles, esto es todas las que no son vías principales, pasaron a ser zona 30.
Campaña #love30
La reducción de la velocidad en las ciudades a 30 km/h es también el eje de la VI Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial, que se celebrará del 17 al 23 de mayo. Por eso se ha puesto en marcha una campaña que tiene por lema #love30 con la que se quiere promover que se establezcan límites de velocidad bajos en las calles de todo el mundo para que sean espacios saludables, ecológicos y adecuados para convivir.