Un coche circula por la T-11 entre Reus y Tarragona. La conductora coge el móvil y consulta una aplicación para saber el recorrido que tiene que hacer. Para ella solo ha sido “un momento”, el tiempo suficiente para perder la atención en la circulación y empezar a desviarse de la trayectoria. Dos agentes que patrullan en un vehículo de paisano de Mossos d’Esquadra por la misma vía han visto la infracción e indican a la chica que los siga y se detenga. Le comunican que ha cometido una infracción grave de circulación que le supondrá la pérdida de 3 puntos del permiso de conducir y una multa de 200 euros.
Los vehículos mirilla son coches no logotipados de Mossos d’Esquadra con los cuales se lleva a cabo un patrullaje policial dinámico. La priorización de este tipo de controles es una de las medidas que se ha implementado este 2019, con el objetivo de seguir trabajando para contener la siniestralidad vial en las carreteras catalanas y concienciar a los conductores del peligro que suponen las distracciones y otras imprudencias al volante.
Como su nombre indica, los vehículos mirilla permiten a los Mossos vigilar las carreteras sin ser reconocidos o detectados por los conductores. Dentro van dos agentes uniformados que son los encargados de captar infracciones de tráfico –distracciones, sobre todo el uso del teléfono móvil, pero también adelantamientos incorrectos o no llevar el cinturón de seguridad– que los conductores cometen mientras circulan sin ser conscientes de la presencia de un coche policial. “La idea es que puedas parar en el mismo momento al conductor y notificarle la denuncia”, explica el inspector Antoni Vilafranca, jefe del Área Regional de Tráfico Campo de Tarragona.
“Solo ha sido un momento”, “no lo cojo nunca”, “me llamaban de la escuela/del trabajo”, “pensaba que era una emergencia”… Las excusas que ponen los conductores son numerosas y recurrentes pero lo cierto es que, como son pillados in fraganti, la mayoría reconocen y aceptan que estaban haciendo una cosa que no hubieran tenido que hacer: conducir manipulando el móvil.
Con todo, el año pasado las distracciones fueron la causa de casi uno de cada cuatro accidentes con víctimas. “Hemos pasado de hablar con el teléfono en la oreja a comunicarnos vía whatsapp con el teléfono entre las piernas y utilizar de esta manera el móvil es tanto o más peligroso. No estar pendientes de lo que está pasando delante nuestro en la carretera puede provocar accidentes con consecuencias que a veces ni nos imaginamos”, advierte Xavier Piña, sargento del Área Regional de Tráfico Central.
Las distracciones causadas por el uso del móvil son las más frecuentes pero también se detectan otras. En la AP-7 en Santa Perpètua de Mogoda una patrulla de la ART Metropolitana Norte observa al conductor de una furgoneta que está comiendo de una fiambrera mientras conduce. Los agentes lo avisan y le obligan a detenerse en la siguiente área de servicio. El conductor de la furgoneta pillada se excusa y dice que tenía previsto hacer una parada para comer pero que tiene mucha prisa y finalmente no le ha dado tiempo. Comportamientos como este también pueden causar que la atención se desvíe de la carretera durante unos segundos y en consecuencia comportar graves riesgos al volante.