En una colaboración de la Casa SEAT y Carnet, han entrevistado a Òscar Llatje, que es el coordinador de seguridad vial y movilidad del Servicio Catalán de Tráfico. Con él han hablado sobre la movilidad y seguridad vial en Cataluña y la aplicación de la tecnología en esta materia, actualmente y en el futuro. La presencia del factor humano en la siniestralidad y cómo puede influir positivamente la introducción de la inteligencia artificial en la conducción de los vehículos es uno de los temas destacados de la conversación, que también publicamos en nuestro blog InfoTrànsit:
¿Cuál es la misión del Servicio Catalán de Tráfico y qué hacéis para cumplirla?
La misión del Servicio Catalán de Tráfico es mejorar la seguridad vial de las carreteras, gestionar el tráfico para que haya menos retenciones y contaminación, y coordinarnos con otras autoridades del tráfico como ayuntamientos, titulares de carreteras y sociedad civil a través de organizaciones interesadas en estos mismos objetivos.
Para llevar adelante esta misión, la parte más importante de nuestro negocio es la gestión de las multas y el seguimiento, día a día, de lo que ocurre en las carreteras. Contamos todos los vehículos que circulan por ellas y sus velocidades para desarrollar todo tipo de acciones que mejoran la fluidez del tráfico.
“Tenemos un índice de accidentes por número de coches que circulan similar al de Dinamarca, Inglaterra y Alemania”
¿Podrías hacer un balance en materia de seguridad vial de Barcelona y Cataluña en comparación con otras ciudades y territorios?
Vamos bien. En Cataluña, en 2003 empezamos una política muy fuerte en tres ejes: el control de la velocidad mediante la instalación de radares y el patrullaje policial, el uso de accesorios de seguridad, y la lucha contra el alcohol y las drogas en la conducción.
Todo esto ha producido un decremento espectacular de los accidentes: en el año 2000, en los inicios del Servicio Catalán de Tráfico, había del orden de 600 muertes anuales en nuestras carreteras. Actualmente hay unas 200, cifra que nos coloca al nivel de los mejores países de Europa: tenemos un índice de accidentes por número de coches que circulan similar al de Dinamarca, Inglaterra y Alemania. Unos datos que demuestran que estamos en el vagón de cabecera de la seguridad vial en Europa.
Con las nuevas tecnologías, ¿cómo ha cambiado el enfoque de las estrategias frente a la accidentalidad?
La inclusión de nuevas tecnologías en el mercado está tardando, pero algunas se han introducido progresivamente hasta ser comunes a todos los vehículos. Por ejemplo, el airbag o el control de tracción y, cada vez más, las cámaras y los sistemas de ubicación de objetos que avisan de la pérdida de carril. Nosotros alentamos a la industria y a todos los actores implicados a seguir estos pasos. De hecho, somos totalmente solidarios con la nueva normativa europea que está a punto de salir, que obligará a implementar en los vehículos de cualquier gama avisadores que ayuden al control de la conducción.
En lo que se refiere a las tecnologías habilitadoras, en los últimos años hemos participado en proyectos como el Catalonia Living Lab, una iniciativa que consiste en ofrecer Cataluña a empresas del sector automovilístico para que puedan probar vehículos con inteligencia artificial.
¿De qué forma la IA puede ayudar a mejorar la seguridad vial?
Más del 90% de los accidentes viarios son por culpa del factor humano. La inteligencia artificial, no tanto por la inteligencia como por la velocidad de cálculo y procesamiento, la diversidad de sensores de que dispone para la toma de decisiones y, sobre todo, la capacidad de reacción, prácticamente puede acabar con ese porcentaje de accidentes.
¿En qué estadio está su implementación?
Ha habido una explosión pública y publicitada de la IA muy grande. Se han volcado muchas esperanzas y quizás ahora estamos un poco decepcionados. Estamos en un período de transición. De momento, hay muy pocos coches que dispongan de un nivel de inteligencia artificial como el que vemos en la ciencia ficción, donde no hay manos al volante y donde, seguramente, no hay ni conductor. Este sería el nivel de automatización 5. Ahora estamos entre el 2 y el 3, pero poco a poco la IA va penetrando en el mercado. Sobre todo por el sector de la alta gama, como siempre ocurre con las innovaciones.
¿Cómo crees que serán nuestras carreteras dentro de 50 años?
Allí donde haga falta, tendrán que ser segregadas, con carriles especiales para los usuarios débiles: los peatones, los vehículos de movilidad personal y las bicicletas. Sin embargo, si no hay una gran demanda de segregación en algún punto concreto, las vías de alta capacidad de tráfico de largo recorrido como la AP-7 o cualquier otra autopista se mantendrán tal y como están. Eso sí, probablemente volverán a tener peajes e implementarán más ayudas a la conducción.
“Mi deseo es que el vehículo autónomo no necesite ninguna ayuda”
Como ingeniero industrial, mi deseo es que el vehículo autónomo no necesite ninguna ayuda; que sea totalmente autónomo. Es decir, que sea capaz de tomar decisiones haya o no conexión o ayuda en carretera. La comunicación y la conectividad deberían ser solo un extra.
¿Cómo puede contribuir la gestión del tráfico a la protección del medio ambiente?
Debemos intentar no tener coches funcionando a 10 kilómetros por hora o parados durante horas en los accesos de Barcelona. Desde el Servicio Catalán de Tráfico intentamos mitigar la demanda de tráfico que se acumula en determinados momentos para que sea lo más laminada posible, intentando buscar las velocidades óptimas de funcionamiento para que el consumo energético sea el más eficiente y genere los mínimos contaminantes por kilómetro.
El futuro de la movilidad urbana y sostenible en tres palabras…
Automatización, energía limpia y menor demanda de movilidad.