En 1959 Volvo introducía el cinturón de seguridad de tres puntos de anclaje en los asientos delanteros en la fabricación en serie de dos modelos de automóvil. Antes, otros fabricantes habían diseñado cinturones de dos y tres puntos, pero Nils Bohlin, ingeniero de la marca sueca, se dio cuenta de que la tecnología podía mejorar y que era importante que sujetase las partes más fuertes del cuerpo: el pecho y la pelvis. Había trabajado en el ámbito aeronáutico y sabía muy bien cómo afectaban al cuerpo humano las fuerzas en movimiento. Sesenta años más tarde, y por mucho que los vehículos hayan ido incorporando múltiples elementos de seguridad, el cinturón ideado por Bohlin, con una banda sobre el pecho y otra sobre las caderas, poco ha cambiado y sigue siendo primordial para protegerse en caso de accidente.


Cuando se produce un impacto, el cinturón de seguridad mixto o de tres puntos elimina en gran medida el peligro de que la persona se deslice y evita que se desplace excesivamente, salga expulsada y choque contra el volante, el parabrisas o los asientos delanteros, a la vez que distribuye las fuerzas del choque sobre determinadas partes del cuerpo. Su principal función es amortiguar la desaceleración del cuerpo en caso de impacto y por eso tiene que soportar una tensión de 1.200 kg: la clave está en la capacidad de deformarse para absorber la energía cinética del pasajero.
Si bien no es un elemento aislado, ya que forma parte de un conjunto de seguridad con el airbag y el reposacabezas, su uso reduce un 50% el riesgo de muerte y un 75% el de sufrir lesiones graves. Sin embargo, y de manera incomprensible, 50 de las víctimas mortales o heridas de gravedad que hubo el año pasado en las carreteras y autopistas catalanas no lo llevaban. Esto supone que un 20,2% de muertes o heridos graves en accidente de tráfico en zona interurbana durante 2020 no llevaban atado este elemento de seguridad pasiva. Asimismo, este enero, en la última campaña de control sobre el uso de sistemas de seguridad pasiva coordinada por el Servicio Catalán de Tráfico, Mossos y policías locales pusieron cuasi 800 denuncias en una semana, la mayoría a conductores, por no llevar cinturón, lo que supone que se multó a 114 personas cada día por no ir abrochadas.
No utilizar el cinturón supone una infracción grave y con la nueva reforma de la Ley sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial está previsto que se eleven de 3 a 4 los puntos que se detraen por no utilizar este y otros sistemas de protección. Además, se incorpora explícitamente como causa de sanción el mal uso de estos elementos.
Usarlo bien es vital
Con el cinturón no hay excusa que valga: llevarlo en cualquier trayecto y en todos los asientos te ata a la vida. Pero más allá del simple gesto de abrocharse, además, hay que hacerlo de manera correcta, así que antes de arrancar ten en cuenta estas cinco reglas:
1. Pon el asiento casi en ángulo recto, ya que si está demasiado inclinado la posición puede facilitar que el cinturón produzca un estrangulamiento o también favorecer el llamado “efecto submarino”, es decir, que por la inercia de un choque el cuerpo presione el asiento hacia abajo y pueda salir deslizándose por debajo de la banda abdominal. Esto también se da si colocas una toalla o cualquier complemento para asientos, así que evítalo, ya que alteran su capacidad de retención. Siéntate bien, apoyando la espalda en el respaldo, y si vas de copiloto o detrás no pongas nunca los pies sobre el salpicadero o sobre el asiento delantero.
2. Colócate la parte superior de la cinta por el centro de la clavícula, entre el cuello y el hombro, y en diagonal por el centro del pecho y la parte inferior por debajo del abdomen, en contacto con la cresta ilíaca. Si el cinturón está pegado al cuello, en caso de accidente, puede causar lesiones graves como cortes o quemaduras, y si te lo pones por debajo del brazo, en el momento del impacto habría un desplazamiento descontrolado de la parte superior del cuerpo. Por este motivo se están empezando a sustituir los cinturones abdominales en las plazas centrales traseras.
3. Lleva el cinturón bien ceñido al cuerpo. Cuando te hayas atado, procura estirar un poco la banda superior para evitar holguras. Por este mismo motivo, no deben llevarse abrigos o ropa voluminosa y tampoco hay que poner pinzas en la cinta. Si el cinturón queda holgado y no tiene la tensión adecuada, en caso de impacto, se podría dar el mencionado efecto submarino.
4. Una vez abrochado comprueba también que el cinturón no está pegado ni enrollado por ninguna parte de la cinta ya que puede ser peligroso y, además, pierde eficacia. Si queda retorcido sujetará peor el peso del cuerpo.
5. Por último, si el vehículo ha sufrido un accidente, revisa si se debe cambiar el cinturón ya que el trenzado de la cinta puede haber perdido eficacia e incluso se pueden haber dañado los sistemas de anclaje. En este sentido, los cinturones de seguridad y los anclajes son uno de los puntos de revisión en los controles de la ITV, donde se supervisa que funcionen correctamente, es decir, que se bloquean si se estiran bruscamente y se retraen cuando se sueltan. Llevarlos en mal estado es un peligro y, como tal, se considera una falta grave y evidentemente no superaría la prueba.
