Sesenta y seis alumnos participan actualmente en la fase presencial del curso para obtener el certificado de aptitud de profesor/a de formación vial convocado por el Servicio Catalán de Tráfico (SCT) y que se realiza en la Universidad Autónoma de Barcelona. Durante unas diez semanas, los aspirantes a formadores viales tienen que adquirir las competencias necesarias para poder impartir clases que integren el análisis de los factores de riesgo en la conducción y fomenten la autorreflexión para que los futuros conductores adopten actitudes seguras. En todas las materias del curso se incluyen contenidos cognitivos, emocionales y de comportamiento.
La sensibilización, contenido clave
“Será un buen profe pero todavía le falta seguridad”, opina una alumna sobre Gerard, una vez acabada una actividad en la que él ha simulado dar una clase a preconductores, centrada en el alcohol i las drogas como factores de riesgo. “Me he sentido un poco colapsado”, confiesa nervioso a sus compañeros. Desmontar falsos mitos y creencias sobre el consumo de estas sustancias si se tiene que conducir, como por ejemplo, “las drogas ilegales son más peligrosas que las legales” o “si fumo un porro, no me afecta cuando conduzco”, es el objetivo de esta sesión práctica que pretende que los participantes adquieran habilidades para cambiar actitudes y que supervisa Raül Viladrich, uno de los profesores del curso. Viladrich toma nota con atención de cada una de las intervenciones, evalúa a los alumnos y les da recomendaciones y pautas: “Sabéis lo que tenéis que decir pero a veces no cuándo. Tenéis que saber escuchar y dosificar la información, los conocimientos que tenéis”.
La mayoría de los candidatos a profesores de formación vial tiene algún vínculo con el mundo de las autoescuelas y buena parte de ellos compagina las clases, que se desarrollan diariamente por las tardes, con sus respectivos trabajos. Los integrantes del grupo se definen como “muy exigentes” y algunos explican que se levantan antes o se van a dormir más tarde de lo habitual para poder estudiar y preparar bien las materias. “Todavía no somos conscientes de todo lo que estamos aprendiendo”, comenta Montse, una de las asistentes al curso.
Teórica y práctica
Los contenidos que se imparten en esta fase presencial desarrollan la didáctica de las materias estudiadas en una fase previa de enseñanza a distancia. Se trata de aprender metodologías que permitan trabajar los factores de riesgo y mejorar las actitudes necesarias para la movilidad segura y aplicar este aprendizaje a la formación práctica de los futuros conductores.