Las víctimas mortales de entre 16 y 30 años se han reducido en la red vial interurbana de Cataluña un 92% desde el año 2000
Hablar del binomio jóvenes y conducción nos lleva a menudo a relacionarlo con conceptos como exceso de confianza, falsa sensación de seguridad o percepción errónea del riesgo. Son rasgos que pueden caracterizar el comportamiento de los jóvenes en el volante y sobre los que han incidido de manera efectiva las acciones de formación y educación vial que se han realizado en los últimos años. La suma de esfuerzos y de actuaciones para concienciar a este grupo ha dado sus frutos, ya que se trata del colectivo en el que la reducción de los accidentes mortales ha sido más acentuada desde el año 2000 en las carreteras y autopistas catalanas.

La relación, pues, de los jóvenes con conductas de riesgo en la carretera como el exceso de velocidad o el consumo de alcohol y drogas ha quedado ya afortunadamente lejos. La evolución de las cifras de siniestralidad demuestra el alto grado de sensibilización que tiene este grupo. Actualmente, la juventud está más concienciada de los valores de la movilidad segura que hace una década y, por supuesto, mucho más que hace veinte años. Hagamos un repaso de los principales indicadores de esta tendencia favorable

Un ejemplo de los mitos en torno a los jóvenes y la conducción que había hace años y que hoy quedaría cuestionado tiene que ver con su vinculación con el alcohol y las drogas. De las personas reincidentes, la franja de edad que presenta una media más elevada de la tasa de alcoholemia (con 0,57 miligramos por litro en aire espirado) es la que va de los 50 a los 59 años. Por lo tanto, este dato rompe con la relación estrecha que vinculaba la conducción y el consumo de alcohol en la gente joven. En cambio, los conductores más mayores son los que muestran más incidencia en este aspecto. Esto refleja también los resultados positivos que ha dado la educación para la movilidad segura en las últimas generaciones, que sí han interiorizado una cultura de la seguridad vial.
Este escenario de reducción de la siniestralidad entre los jóvenes constata una creciente concienciación en las dos últimas décadas, pero todavía hace falta seguir avanzando y trabajar para mejorar la seguridad de este grupo en la red vial. En este sentido, el análisis de los datos muestra algunos elementos que siguen preocupando, como que tanto en el 2019 como en este 2020 las salidas de vía son el tipo de accidente más frecuente entre este colectivo y que los siniestros mortales se registran en mayor proporción durante los fines de semana.
Aún queda camino por recorrer. No se puede olvidar que una sola muerte por accidente de tráfico es inaceptable y que detrás de cada víctima hay una pérdida irreparable y familias que pasan por una auténtica tragedia.