Comprar por internet un televisor, pescado fresco o un paraguas plegable está al orden del día. Hoy, prácticamente cualquier producto está a nuestro alcance solo con un clic. Lo cierto, no obstante, es que todos los ‘clics’ sumados se convierten en una demanda gigantesca a nivel logístico, en la cual el transporte del producto hasta el domicilio es el último paso de un negocio dominado por la competitividad y la inmediatez.
En medio de esta vorágine de consumo digital se encuentran las furgonetas, un vehículo que, por sus características y dimensiones, resulta ideal para repartir muchos paquetes de poco volumen a múltiples destinos. En el terreno de la seguridad vial, esto se traduce en un alto número de conductores de furgoneta asumiendo riesgos en la carretera para repartirlo todo a tiempo. El año pasado, a pesar del descenso general de la movilidad a raíz de las restricciones establecidas para frenar la transmisión de la COVID-19, las víctimas mortales en furgoneta aumentaron a 12, ante las 9 del 2019.
A todo esto, hay que añadir que el parque móvil se ha incrementado enormemente en los últimos años: en 2019 se matricularon en el Estado español un total de 124.023 furgonetas, cuando en 2012 fueron 54.700. En 10 años se podría llegar a triplicar el número de vehículos matriculados. Actualmente, las furgonetas son la tercera tipología de vehículo más vendido, detrás de los turismos y las motos.

Movilidad esencial
“A pesar de las restricciones, muchas furgonetas han tenido que seguir repartiendo productos y bienes esenciales: se han convertido en movilidad obligada. Y con el auge de la venta por internet, lo seguirán siendo”, explica Jordi Batista, inspector subjefe de la División de Tráfico de Mossos d’Esquadra. Como medio de transporte, las furgonetas se diferencian de los camiones en que pueden circular a mayor velocidad, o que el permiso B permite conducir una furgoneta (hasta 3.500 kg). “No obstante, no es lo mismo llevar un turismo que llevar una furgoneta”, avisa el inspector Batista. “Hay diferencias notables en las dimensiones (centro de gravedad más elevado), en la visibilidad (ausencia de retrovisor) o en el límite de velocidad (de 90 o 80 km/h, según la vía)”, advierte. Además, Batista también pone de manifiesto que actualmente hay un vacío en la normativa y que esta no contempla las especificidades de estos vehículos: “Una furgoneta no es un vehículo de transporte convencional; no dispone de tacógrafo, como los camiones, y esto comporta no poder limitar las horas de conducción, con el riesgo que esto supone”, subraya.
Reducir la siniestralidad
Tal y como explica el inspector Batista, la mejora de la siniestralidad y de la seguridad de las furgonetas se fundamenta en una triple estrategia:
- potenciar las herramientas de control y de denuncia,
- promover la formación vial en las empresas, y
- fomentar la concienciación de los conductores.

En cuanto a la educación para la movilidad segura, el subjefe de la División de Tráfico asegura que “además de los centros educativos, se está implementando también en los sectores empresariales en los que su actividad principal es el transporte”. “Además, se prevé reforzar la vigilancia de estos vehículos en las campañas de control de velocidad y de control de peso que realizamos a lo largo del año”, añade.
El incremento de la venta por internet ha disparado la competitividad entre las empresas y esto puede comportar un aumento de las distracciones y de la velocidad en las carreteras. “Nos encontramos con conductores que tienen que cubrir muchas rutas y destinos que no conocen, con el riesgo añadido de manipular el móvil mientras conducen, sumado a la presión de los tiempos de entrega”, advierte el inspector. Para acabar, el elevado movimiento de compras por internet está generando en paralelo ciertos perjuicios laborales que se están trasladando a la carretera. Llegados a este punto, se impone una reflexión por parte de todos los agentes implicados: desde el usuario que lo compra todo por internet, pasando por la empresa que distribuye y organiza las entregas, hasta el conductor que se encuentra al volante de la furgoneta.