La amaxofobia o miedo a conducir se caracteriza, como cualquier otra fobia, por un miedo irracional a enfrentarse al estímulo que causa la fobia, sea el caso de llevar ropa con botones, a las aceitunas o a los objetos con agujeros simétricos como un panal de abejas, etc. Todas las fobias tienen en común:
1. la respuesta de evitación y
2. la huida ante la posible situación fóbica.
La respuesta emocional del miedo es un mecanismo de defensa que tiene como objetivo preservar la especie. Así, la mayoría de nosotros no compartiríamos espacio con una serpiente venenosa (evitación), o saldríamos corriendo de un edificio en llamas (fuga). Este es un miedo racional y lógico, que no tiene nada que ver con huir ante un plato de aceitunas o evitar llevar botones (miedo irracional).
Tratamiento general de las fobias
La primera cuestión a considerar es que cuando se evita o se huye de una situación fóbica, que el miedo y la ansiedad que provoca la fobia crece exponencialmente al no habernos enfrentado. Por tanto, el tratamiento se basa en entrenamiento en relajación y en la exposición al estímulo fóbico. Tanto si la exposición es por visualización en imaginación como por exposición real, debe ser gradual. Pongamos el caso de la fobia a los ascensores: hay que empezar por: 1. poder estar sin o con mínima ansiedad en el vestíbulo de un edificio con ascensores; 2. poder estar sin o con mínima ansiedad ante la puerta de un ascensor; 3. poder pulsar sin o con mínima ansiedad el botón…, y así hasta conseguir utilizar el ascensor libre de ansiedad.

Tratamiento específico de la amaxofobia
Hay diferencia entre el miedo a conducir y el miedo a llevar ropa con botones. En el caso de la persona que tiene pánico a ponerse una camisa con botones, si se expone a su fobia, aunque sufra síntomas de ansiedad (hiperventilación, opresión en el pecho, parestesia en las piernas o los brazos, mareo, pensamiento de que morirá si no sale rápidamente de la situación…), no es una situación de riesgo extremo, ni real.
Pero si estos síntomas se presentan ante una tarea compleja, que requiere máxima concentración y acierto en la toma de decisiones y en las respuestas motoras como es la conducción de un vehículo a motor, donde un error por bloqueo cognitivo o psicomotor puede representar un accidente de tráfico, entonces el tratamiento debe plantearse desde la perspectiva de controlar el riesgo de exposición real.
En la amaxofobia el tratamiento debe ser interdisciplinar. Un tándem formado por: un profesional de la psicología que se encargue de la vertiente psicológica (técnicas de relajación, la exposición virtual en imaginación) y la figura del profesor de formación vial, que (asesorado por el psicólogo) acompañará, en un vehículo con doble mando, a la persona fóbica durante la exposición real (circular por autopistas, pasar por túneles, puentes, ir por carreteras sin arcén, etc.).
La comunicación fluida entre estos dos agentes (psicólogo y formador) será la mejor garantía de alcanzar los objetivos esperados y de que el conductor o conductora con amaxofobia pueda volver a conducir con seguridad, sin sufrir el riesgo de hacerse daño o hacer daño al resto de usuarios de la vía en su proceso de vencer su miedo a conducir.
Dr. Sebastián Sánchez Marín
Presidente de la Sección de Psicología del Tráfico y de la Seguridad del COPC