El intermitente existe

En la carretera hay dos tipos de conductores: los que utilizan (correctamente) los intermitentes y los que no. ¿De qué tipo eres tú? Si eres de los primeros, este artículo te servirá para subir tu autoestima de buen conductor o conductora. Si eres de los segundos, ha llegado el momento de corregir errores, mejorar tus habilidades al volante y compartir este artículo con quien creas que necesita leerlo.

El debate sobre el uso de estos indicadores de dirección ha sido siempre intenso y acalorado. ¿Cuándo se deben poner? ¿En qué maniobras? ¿Es verdaderamente necesario ponerlos? Empezaremos respondiendo esta última pregunta: sí, es necesario. Obligatorio, de hecho. La normativa es clara: el conductor está obligado a avisar al resto de usuarios de la vía de la maniobra que está a punto de efectuar, utilizando la señalización luminosa. No hacerlo está penado con una sanción económica de 200 euros. A muchos conductores les podrá parecer una sanción desproporcionada y este es, probablemente, buena parte del problema: existe la percepción que el intermitente es algo complementario, un accesorio luminoso que cada cual usa según su propio criterio.

¿Para qué sirve?

La primera respuesta y la más importante es que sirve para evitar accidentes. En la carretera, señalizar una maniobra es básico para garantizar tu seguridad y la de los demás. En el momento en que miles y miles de vehículos tienen que compartir un mismo espacio cada día, los intermitentes son el canal de comunicación con el que nos tenemos que entender todos. ¿Cómo puedo hacer saber al de atrás que quiero cambiar de carril, que quiero aparcar o iniciar un adelantamiento? Con los intermitentes.

Todas estas maniobras deben ser previamente señalizadas con las luces intermitentes:

  • Cambiar de carril
  • Girar y cambiar de sentido
  • Iniciar la circulación o incorporarse a una carretera
  • Coger la próxima salida en una rotonda
  • Iniciar un adelantamiento
  • Estacionar el vehículo

¿Para qué no sirve?

A grandes rasgos, el intermitente no sirve para hacer lo que quieras y cuando tú quieras; es decir, ponerlo no te da un derecho irrevocable a ejecutar tu maniobra y que se aparte todo el mundo. Hay que entender la activación de esta señalización óptica como una declaración de intenciones; poner el intermitente no te otorga automáticamente la prioridad. Se trata, por lo tanto, de informar al resto de conductores de nuestras intenciones, pero previamente a la maniobra que se quiere ejecutar, hay que confirmar visualmente que se puede hacer de forma segura y señalizarlo.

Habrá también quién caerá en la trampa de pensar que lo está haciendo bien si se ahorra el intermitente, pero antes de maniobrar comprueba que puede hacerlo de forma segura. Pero esto sería tanto como pensar que la carretera es para él solo y que los otros vehículos no existen… Es decir, tan importante es verificar que se puede maniobrar con seguridad como señalizar previamente la maniobra para avisar al resto de usuarios de la vía. Por más seguro que estés que puedes cambiar de carril, ¿cómo podrás evitar que otro vehículo cambie al mismo carril si no lo avisas? Usar el intermitente no cuesta nada; no utilizarlo te puede costar muy caro.

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