Los párpados te pesan, los músculos se relajan y te invade una cálida sensación de abatimiento… cuando el sueño nos vence, es el momento de ir a dormir y disfrutar de un sueño reparador. No obstante, si este momento de claudicación del cuerpo y de la mente se produce cuando estamos conduciendo, tenemos que encender todas las alarmas porque corremos el grave riesgo de sufrir o de provocar un accidente.
Mañana se celebra el Día Mundial del Sueño, una jornada para concienciar sobre los trastornos del sueño y su importancia en nuestra salud y calidad de vida. En el terreno de la seguridad vial, la somnolencia es un factor de riesgo de sufrir un accidente, dado que conlleva:
- Dificultades en nuestra capacidad de concentración y atención
- Aumento del tiempo que tardamos en reaccionar
- Percepción deficiente del entorno
- Toma de decisiones más lenta y con errores
- Cambios en nuestro comportamiento al volante: falta de paciencia, inquietud, irritabilidad, etc.
¿Cómo evitamos la fatiga?
La fatiga y la somnolencia son reacciones naturales de nuestro cuerpo y no las podemos apaciguar tomando una pastilla y listos. Pero sí podemos contemplar y adquirir una serie de hábitos que nos pueden mantener lejos del sueño y del cansancio cuando estamos al volante:
- Descanso: la mejor defensa contra la fatiga es descansar suficientemente. No por obvio deja de ser trascendental: dormir 7-8 horas cada día evitará la aparición del sueño.
- Paradas: si el viaje es largo, haz paradas periódicas de unos diez minutos cada dos horas y estira las piernas. Si notas cansancio, hazlo antes.
- Hidratación: hidrátate bien; la falta de líquidos provoca una reducción de la atención, cansancio muscular y dolor de cabeza.
- Evita comidas copiosas y cero alcohol: no comas de manera abundante, puesto que provoca somnolencia, y no consumas alcohol ni drogas.
- Temperatura: evita las horas de más calor; las altas temperaturas pueden producir deshidratación y aumentar la fatiga. En el interior del vehículo, procura mantener una temperatura agradable y ventila de vez en cuando para evitar la sequedad.
- Precaución con los medicamentos: no tomes medicamentos que puedan alterar tus capacidades a la hora de conducir; tampoco tomes bebidas estimulantes.
Por último, sobre todo en desplazamientos de largo recorrido y siempre que sea posible, es conveniente contar con un conductor alternativo, por si aparece la fatiga o si no te encuentras en condiciones de conducir.
Además, debemos combatir actitudes erróneas como menospreciar la fatiga para llegar cuanto antes a nuestro destino. Tenemos que pensar en la aparición de la somnolencia como si de una luz testigo de alarma del vehículo se tratara. Hay que pararse y descansar; si no lo hacemos, corremos el riesgo de no llegar nunca.