Con la pareja, con amigos, con compañeros de trabajo o de estudios… Todos hemos ido o vamos de copilotos alguna vez cuando nos desplazamos por carretera. ¿Te has planteado qué características tienes como acompañante? ¿Con qué tipo te sientes más identificado? ¿Te consideras un copiloto crítico, empático, pasivo, discutidor o quizás admites que adviertes constantemente de posibles riesgos, charlas constantemente o llegas incluso a distraer al conductor con tu actitud? Cuando subimos a un vehículo, tenemos que ser conscientes de que nuestro papel como copiloto es básico para garantizar una conducción segura, no exponernos a situaciones de riesgo y, en definitiva, evitar accidentes.
Harás muy bien de copiloto si…
- Estás moderadamente alerta con respecto a lo que pasa en la conducción y el entorno. Tienes que cooperar sin agobiar a quien conduzca para que lo pueda hacer de una manera más segura.
- Cumples las normas de seguridad y pides al conductor que también las respete. Viajar con un conductor que no cumple la normativa supone poner tu seguridad en manos de alguien que puede hacerte correr graves riesgos. Si sabes que un conductor no está en condiciones de conducir, evitarás ir con él y lo tendrías que intentar convencer de que no coja el vehículo.
- Colaboras con el conductor, por ejemplo, encargándote del GPS si hay que buscar una nueva ruta o un lugar de destino (si no se ha programado antes de salir), seleccionando la música de Spotify o sintonizando una emisora de radio.
- No distraes al conductor con lo que dices o haces, ni lo incitas a tener comportamientos que lo puedan distraer y exponer a situaciones de riesgo.
- Mantienes la calma y no transmites nerviosismo al conductor, por ejemplo en el caso de encontraros en un atasco. Perder los nervios, criticar a los demás usuarios o mantener discusiones y conductas agresivas en el interior del vehículo pueden resultar contraproducentes y provocar distracciones y ansiedad en el conductor.
- No intentas comportarte como un experto ni te quejas constantemente de la manera de conducir de quien va al volante o al manillar. “¡Frena!” “¡Cambia de marcha!” “¡Pon el intermitente!” Dar lecciones y actuar como si el conductor fuera tu alumno no es una actitud adecuada que permita al conductor mantener una conducción tranquila y segura.
- Te encargas de los menores en caso de que viajen detrás en el vehículo; evitarás descuidos por parte del conductor y facilitarás que se concentre al 100% en la conducción.
Sentarse al lado de quien conduce implica ser corresponsable para evitar problemas en la conducción. El copiloto tiene que mantener unas conductas seguras y su comportamiento puede resultar fundamental para evitar accidentes. El hecho de que un trayecto acabe resultando un viaje sin riesgos o, por el contrario, inseguro y con contratiempos, depende en parte de cómo actúe el acompañante.
¡Pon en práctica estos 7 consejos y sé un copiloto seguro!